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Con la llegada del COVID-19 a nivel mundial, la escuela pasó de los grandes edificios a las pequeñas pantallas, de la voz del maestro y del niño a la voz de las ondas visuales y sonoras y de la proximidad a la distancia.
Me pregunto ¿cómo preparar a los estudiantes para que sean capaces de afrontar el futuro incierto que les espera? ¿Cómo vivir en tiempos pos-normales que se caracterizan por ser imprevisibles, incontrolables e imposibles de geren-ciar? El futuro se llama incertidumbre, ha dicho E. Morin, pero ¿cómo aprender a vivir en la incertidumbre?
Para vivir en ese nuevo mundo solo se requieren tres cosas:
- educación,
- más educación y
- educación de excelencia.
En el mes de mayo, 2020, el Grupo Atlantis –un grupo de 26 exministros de Educación y jefes de gobierno de todo el mundo–, señaló: “La pandemia mundial, a causa del coronavirus, representa el desafío más importante para la educación en todo el mundo desde la Segunda Guerra Mundial”.
Y es que la magnitud del hecho es que la mayoría de los gobiernos del mundo cerraron temporalmente las escuelas y las instituciones educativas como una de las medidas para evitar la propagación del nuevo coronavirus. En un cierto momento la cifra superó los 1.500 millones de estudiantes y los 63 millones de docentes afectados por cierres en todo el sistema en 191 países.
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