EL PODER DEL AMOR Y EL AMOR “AL PODER”

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Jorge Lozano (2019) ha producido un corto video de tres minutos; en él expresa ideas interesantes. Trata del cambio que sucede en las personas cuando tocan poder o ascienden en la escala social. Al hilo de sus ideas y con lo que han evocado a mí, escribo este breve texto.

Empecemos diciendo que poder y autoridad no son conceptos sinónimos. La autoridad se mueve siempre en la líneas de la excelencia, del ayudar a crecer (auctoritas viene del verbo augere = crecer); auctoritas es una palabra de origen romano y se refiere a la división de poderes en la  primitiva sociedad romana; el rey tenía el poder ejecutivo pero sus decisiones debían estar de acuerdo con la voluntad de los dioses que solo conocían los augures. El rey tenía la potestas (poder), los augures tenían la auctoritas; en la República romana el poder ejecutivo lo tenían los cónsules y las legiones –el imperium y la fuerza– y la autoridad –auctoritas— la tenía el senado. El emperador Julio César Augusto (27 a.C.–14 d.C.) unificó en su persona la potestas y la auctoritas, iniciando así el Imperio romano.  En su testamento César Augusto dejó escrito: “No he tenido más potestas que el resto de mis colegas, pero he tenido más auctoritas”. La auctoritas de César Augusto es la que marcó la diferencia para ser proclamado emperador y acabar con la República. César Augusto supo unir los argumentos de la fuerza con la fuerza de los argumentos.

Como vemos la autoridad está más allá del poder; el poder se recibe con un nombramiento, pero la autoridad es una conquista. Autoridad es un derecho legitimado para usar el poder, un poder reconocido, justificado y aceptado, por eso el que tiene poder aspira a tener autoridad. Cuando obedecemos por miedo al castigo, estamos sometiéndonos al poder a quien manda, pero no a su autoridad; cuando obedecemos aceptando o reconociendo un valor y un derecho al que manda, le estamos otorgando autoridad. La autoridad conlleva un proceso largo en el tiempo donde se demuestra la capacidad y la valía de las personas en la gestión que realizan; esa muestra de capacidad le da la autoridad. El líder es capaz de equilibrar el binomio poder-autoridad, rodeando-se de colaboradores capaces que, a su vez, también muestran autoridad con su manera de proceder.

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Publicado por Dr. Marino Latorre Ariño

Licenciado en Ciencias con especialidad en Químicas por la Universidad de Valencia. Magister en Psicopedagogía y Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad Marcelino Champagnat de Lima. Vicerrector de la Universidad Marcelino Champagnat.

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