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El capitalismo de vigilancia
Shohana Zuboff, profesora emérita en la Harvard Business School, ha estudiado durante años el fenómeno de la tecnología digital y su intromisión en la vida cotidiana de los individuos. Ha publicado un libro titulado “La era del capitalismo de vigilancia. La lucha por un futuro humano en la nueva frontera del poder” (2019), en el que explica cómo los gigantes tecnológicos y la inteligencia artificial están modelando el mundo contemporáneo, a partir del manejo de los datos que millones de personas dejan en las redes sociales o cuando realizan cualquier actividad en Internet. Según Zuboff, la práctica de la vigilancia digital puede modular, predecir y controlar el comportamiento humano.
Ha surgido un nuevo modelo de hacer negocios con nuestros datos personales que ha cimentado una nueva forma de capitalismo, identificado por la profesora Zuboffs como Capitalismo de Vigilancia.
Los datos del siglo XXI se han convertido en el nuevo petróleo
Las grandes compañías tecnológicas como Google almacenan gran cantidad de datos de millones de personas que se convierten en un capital informativo para lucrar con él. “Esta nueva forma de capitalismo tiene como objetivo predecir y modificar el comportamiento humano como un medio para generar ingresos y controlar el mercado”, expone Zuboffs. Es el capitalismo de la vigilancia que utiliza las experiencias humanas como materia prima gratuita para traducirla en datos de comportamiento de futuros clientes. Analizando gustos y comportamientos se diseñan procesos de fabricación, conocidos como “inteligencia de la máquina” anticipándose a lo que los ciudadanos van a hacer ahora, un poco más tarde y después. Estos productos de predicción se introducen en el mercado para satisfacer las necesidades y predilecciones de actuales de los clientes y las que vendrán en poco tiempo.
La técnica de Google para extraer cualquier información útil consiste en evaluar el contenido de una página y ver cómo interactuaban los usuarios. Los datos de comportamiento pasan a ser la materia prima esencial para construir un mercado de la publicidad dinámica digital. Esta «plusvalía del comportamiento», medida en ratio de clics, y el beneficio exponencial se basa en deducir los sentimientos, pensamientos, intenciones e intereses de los individuos de forma automática, sin necesidad de pedir su consentimiento.
Google empezó a generar información mediante publicidad selectiva según el perfil del usuario que se deducían de sus hábitos de búsqueda, documentos descargados, etc. Se trataba de determinar los perfiles de los usuarios y utilizarlos para difundir anuncios publicitarios y mejorar las predicciones de comportamiento del público o, como dice la autora, de «leer los pensamientos» del cliente.
Los inocentes usuarios de Google pensábamos que buscábamos información para conocer mejor el mundo y era Google quien buscaba información sobre nosotros, para conocer y manipular mejor nuestro pequeño mundo…
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